Existe un cuadro en la CenadurĂa Las Isabeles y en Ă©l cuenta la historia de las Enchiladas Rioverdenses. Gracias a Marco Antonio Cruz y a don Lamberto Olivo por permitirme contar esta historia.
AquĂ la Historia:
El nacimiento de la enchilada se remonta a finales del siglo XIX cuando la hacienda de san diego estaba en su máximo esplendor y se gozaba en el paĂs de la paz porfiriana.
Uno de los platillos por excelencia y tradiciĂłn en Rioverde, son las conocidas enchiladas Rioverdenses, embajadoras de la gastronomĂa de la regiĂłn que cautiva al más exigente paladar.
Este platillo tĂpico comprueba además la calidez de las familias Rioverdenses, al venderse como cena al interior de los hogares, ofreciendo la oportunidad de convivir con una calurosa noche de agradable platica.
Probar las enchiladas es conocer parte del misticismo de esta tierra. Pocas son las personas que conocen la leyenda de la enchilada, sin embargo, algunas personas mayores cuentan el hechizo la razón para ser el platillo más buscado por propios y extraños.
El nacimiento de la enchilada se remonta a finales del siglo XIX cuando la hacienda de san diego estaba en su máximo esplendor y se gozaba en el paĂs de la paz porfiriana.
La historia se desarrolla en el centro de rioverde; cuenta la leyenda que en esa Ă©poca los niños y niñas, eran mucho más felices que en la actualidad, jugaban, bailaban, reĂan y sanamente corrĂan por las calles.
No hay registros de cuando, como o de donde ¡ni siquiera el nombre! De una misteriosa mujer, que nunca salĂa de su casa, no convivĂa, solamente con algunos niños, quienes asistĂan todas las tardes atraĂdos a su hogar por los deliciosos bocaditos que ella preparaba y a los chamacos les encantaban.
La hermosa cocinera vivĂa en una vieja casona de la calle real, que en la actualidad lleva el nombre de calle centenario, lugar en donde pronto se hizo el punto de reuniĂłn de los niños que eran agasajados con tan suculentas viandas.
Grandes efectos tenia este manjar, daban alegrĂa y mejoraba el ánimo en los pequeños que lo comĂan, olvidando las preocupaciones que en ocasiones tenĂan por los mitos y premoniciones que se daban en la regiĂłn por acercarse el fin del siglo.
Al padecer los adultos estrĂ©s e intranquilidad, fácilmente llamo la atenciĂłn el exceso de felicidad de los pequeños, quienes corrĂan cantando por las calles lodosas, jugando en la plaza de las chimoleras, que actualmente se conoce como placita de los solkys.
Los niños felices pasaban por alto la preocupaciĂłn de los adultos y asistĂan puntualmente las tardes a la vieja casona, llegaban hambrientos, llegaban hambrientos, ansiosos de probar aquellos mágicos bocadillos que los llenaba de alegrĂa y vigor, sin que pudieran dejar de probarlos, a tal grado que dejaban de comer en su casa.
Cuando a aquellos niños, no se les dejaba salir por la calle, iracundos gritaban y pataleaban solamente gritando- ¡quiero enchiladas!
Las mamas comenzaron a preocuparse por el comportamiento fuera de lo comĂşn de sus niños, por lo que se organizaron para investigar a toda costa que era lo que pasaba en Rioverde y principalmente saber que era y de donde provenĂa lo que ellos comĂan, asĂ en poco tiempo pudieron descubrir el misterio de la felicidad.
Las mujeres indignadas, embravecidas y preocupadas rápidamente se comenzaron a preguntar ¿quĂ© era lo que preparaba aquella mujer? Sin lugar a dudas encanta a sus hijos. Seguramente esa comida estaba hechizada por pare de la bruja de la calle real, afirmaban.
Al sospechar que los niños estaban siendo poseĂdos por el alimento mágico, los padres, no podĂan permitir que sucediera tal cosa con sus hijos, por lo que de inmediato se organizaron para solucionar este problema que ponĂa en riesgo la seguridad de sus niños.
Una tarde al caer el sol, encerraron a sus retoños y enfurecido tomaron la calle real acompañándose de piedras y antorchas, fueron en busca de la cocinera para terminar con la maldición.
Reunidos gritaban improperios en contra de la hechicera de las enchiladas, quien desde el interior de su hogar escuchaba cada una de las cosas que los enardecidos padres gritaban en su contra.
La multitud golpeo la puerta de la casa de la hechicera, quien permanecĂa inmĂłvil, pero segundos antes de que entraran a la fuerza la mujer pronuncio el conjuro que acompañarĂa a este platillo por toda la eternidad.
Cuando aquellos hombres y mujeres entraron a la vieja casona de embrujos estaba vacĂa jamás encontraron a aquella hermosa cocinera, de la que nunca se volviĂł a saber nada en el pueblo y fue asĂ como descubrieron en su cocina los guisos que durante meses hechizaron a los pequeños; tortillitas enchilas, frijoles refritos, papas con chorizo, queso y pure de tomate, ingrediente que no tenĂan la mayor complejidad.
De inmediato las mujeres se dieron cuenta lo sencillo que era hacer este platillo, por lo que comenzaron a hacerlo, temerosas de no poder contener a sus hijos; asĂ las enchiladas comenzaron a cocinarse en las casas de Rioverde, por las tardes para alegrar los corazones de los niños, convirtiĂ©ndose con el paso de los años en el platillo tĂpico regional.
Desde entonces al caer la tarde, el olor de las famosas enchiladas inunda las calles de rioverde, junto con el conjuro de la eternidad y el beneficio de restaurar el ánimo, la felicidad y el corazón de los hospitalarios Rioverdense; cautivando el paladar de sus visitantes.
¿realidad o fantasĂa? No lo sĂ©, la verdad es que quien prueba por primera vez este suculento platillo, tarde o temprano tendrá que regresar a las tranquilas calles del querido Rioverde “la primera sucursal del cielo”, para probar este manjar Ăşnico en el mundo.
Texto en colaboraciĂłn con Rioverdesegunyo.
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