Raymundo Riva Palacio
Estrictamente Personal
La protesta de las mujeres por Salgado Macedonio ya tuvo sus primeros brotes de violencia esta semana en Palacio Nacional, y está creciendo la molestia por la actitud presidencial.
La candidatura de FĂ©lix Salgado Macedonio al gobierno de Guerrero será un hecho, y sĂłlo podrĂa desbarrancarse si el costo resultara más alto para el presidente AndrĂ©s Manuel LĂłpez Obrador, que el beneficio. La protesta de los colectivos feministas, las objeciones de su familia y colaboradoras, la crĂtica generalizada de la mayorĂa de los medios o los señalamientos transnacionales sobre lo que significa el respaldo a su candidato, junto todo, no cambian la ecuaciĂłn original. PolĂticamente, LĂłpez Obrador y Salgado Macedonio son uno mismo.
La historia no pública comenzó en la primera quincena de enero, cuando el exfiscal de Guerrero, Xavier Olea, reclutado por quien en ese momento era adversario de Salgado Macedonio por la candidatura, Pablo Sandoval, fue entrevistado en un programa de radio conducido por un amigo de éste, y revivió viejas acusaciones de acoso sexual y violación en contra del senador. Con el apoyo de la familia Sandoval, Irma Eréndira, su hermana y secretaria de la Función Pública, y el propagandista John Ackerman, su cuñado, que forman parte del grupo de 'los puros', iniciaron la guerra interna contra el senador, a la cual se sumó la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández.
El Presidente reaccionĂł ante el fuego amigo y llamĂł a Salgado Macedonio para preguntarle sobre las denuncias. Personas que conocieron de esa primera plática recuerdan que el senador le dijo, palabras más, palabras menos: “¿Acoso? En todo caso, es ocaso. MĂreme, yo ya no puedo hacer nada”. Para sorpresa de algunos, la respuesta de LĂłpez Obrador a ese chistorete de muy mal gusto que reforzaba su machismo, fue una carcajada. Con ello, Salgado Macedonio quedĂł blindado.
Unas semanas despuĂ©s, LĂłpez Obrador dio positivo a Covid-19, y su lugar en la mañanera fue ocupado por la secretaria de GobernaciĂłn, Olga Sánchez Cordero. La secretaria pudo administrarla bien hasta que le preguntaron sobre Salgado Macedonio. Sánchez Cordero rechazĂł la violencia de gĂ©nero y la actitud machista, pero dijo que tambiĂ©n existĂa el principio de presunciĂłn de inocencia de Salgado Macedonio. La secretaria, enojada por el episodio, le comentĂł al vocero presidencial, JesĂşs RamĂrez Cuevas, que ante tantas denuncias y pruebas en su contra, no defenderĂa al senador. La respuesta fue contundente: defenderlo era una orden de LĂłpez Obrador.
El Presidente regresĂł a la mañanera y, con ello, la defensa abierta a Salgado Macedonio, donde descalificĂł los señalamientos y los ubicĂł como un ataque de sus adversarios. Era cierta la coincidencia de intereses que se sumaron a la censura del candidato, como tambiĂ©n lo eran ciertas tres denuncias por acoso sexual y violaciĂłn, a las que pronto se añadieron dos más y luego acumularon más de 20. La ComisiĂłn de Honor y Justicia tuvo que abrir una investigaciĂłn en la que discriminĂł a las vĂctimas, al aceptar oĂr sĂłlo a quienes fueran militantes de Morena.
Estaban tratando de ganar tiempo. Santiago Nieto, jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, propuso revivir la investigaciĂłn contra el gobernador de Tamaulipas, Francisco GarcĂa Cabeza de Vaca, para desviar la atenciĂłn de Salgado Macedonio. En Palacio Nacional, donde LĂłpez Obrador habĂa oĂdo por dĂas a las mujeres más influyentes en su entorno sobre el problema que significaba su respaldo al candidato, dejĂł de escucharlas. Sus declaraciones sobre el pacto patriarcal, que decĂa que no habĂa entendido hasta que se lo explicĂł su esposa, provocĂł mayores molestias entre sus cercanas. La tensiĂłn que se vivĂa en Palacio Nacional hizo que el coordinador de asesores del Presidente, Lázaro Cárdenas, girara instrucciones para que ninguna mujer hablara pĂşblicamente del tema, y menos aĂşn, expresara diferencias con lo dicho por LĂłpez Obrador.
El Presidente tuvo varias reuniones con sus colaboradores, pero se negĂł a retirar la candidatura de Salgado Macedonio. Su argumento era que no permitirĂa que ningĂşn grupo feminista o alimentado por intereses polĂticos, lo presionara para cambiar su estrategia electoral. Su radicalizaciĂłn llegaba, y cuando la senadora de Guerrero Nestora Salgado lo buscĂł en Palacio Nacional para hablar sobre el tema, LĂłpez Obrador no la recibiĂł y comentĂł internamente que pensaba que ella era.
El Presidente habĂa estado solo en la defensa de Salgado Macedonio, y absorbiendo todos los negativos del senador, por lo que le pidiĂł que actuara e hiciera trabajo polĂtico para neutralizar los ataques y buscar aliados. Uno de los resultados palpables de esa exigencia fue el desayuno con 50 mujeres convocado por las dos hijas del candidato, donde dijeron que era “una buena persona” y “un buen padre de familia”. TambiĂ©n se reuniĂł con colectivos feministas en Guerrero para apagar las crĂticas –que no sofocĂł del todo–, mientras trabajaba con la bancada de Morena en el Congreso local, para que expresara pĂşblicamente su apoyo al candidato, lo que sucediĂł esta semana.
La ComisiĂłn de Honor y Justicia de Morena, que tenĂa informaciĂłn interna de Palacio Nacional sobre la posiciĂłn del Presidente, exonerĂł a Salgado Macedonio, argumentando que las denuncias en su contra no se sostenĂan y gozaba de buena fama. RecomendĂł que se repusiera el proceso de selecciĂłn de candidato sin negarle el derecho al senador de volver a participar. Es lo que hizo Mario Delgado, el lĂder de Morena caĂdo de la gracia del Presidente, quien como alternativa tratĂł de convencer a Salgado Macedonio de que renunciara. Hasta ahora no lo ha hecho, enturbiando más el entorno social, empoderado por las acciones del Presidente a su favor.
La protesta de las mujeres por Salgado Macedonio ya tuvo sus primeros brotes de violencia esta semana en Palacio Nacional, y está creciendo la molestia por la actitud presidencial, que coincidirá con el DĂa Internacional de la Mujer el prĂłximo lunes. Hasta ahora, la postura del Presidente se mantiene inamovible. La ecuaciĂłn costo-beneficio, en sus ojos, no ha cambiado. Salgado Macedonio sigue siendo el candidato de LĂłpez Obrador, que todavĂa no da muestras de retirarle el tanque de oxĂgeno polĂtico artificial que lo sostiene.
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